Paranoica
es el brote de una soledad, una inquietud que se enciende en las noches, un
descuajo de razones silenciadas entre el trazo y la palabra. Ajustada a los
recuerdos Jung Yumi desahoja, una a una,
la margarita de una existencia que, en el torbellino de las estrellas,
tirita antes del canto del gallo. Concentrada, pero curiosa, por medio de una
pasión sorda, traza un desosiego; ligeros gestos que permanecen, entre el rasgo
del rostro y el estado de ánimo, se empeñan en cazar el pájaro de la angustia.
Unos dibujos absolutos, cristalizados, retratan toda la soledad oriental, la
dolencia que genera la multitud. El espacio está en cada dibujo que reposa en una noche, 45
dibujos, es decir, 45 noches. Así pues, Yumi escribe un diario, noche a noche,
tal vez respondiendo la pregunta que acosaba a Goethe: “¿por qué será que las
cosas que nos repugnan en la vida nos fascinan en el arte?” Indaga en su
intimidad, retraída y atenta; penetra,
sin sobresaltos ni asperezas, hasta el fondo de los sueños. Por momentos siente
que adquiere la levedad de las ardillas, por otros el peso de una juventud
desajustada. Es, desde luego, Paranoica
pequeños pensamientos escritos bajo el ritmo de una escritura lineal,
acompañada del trazo, del color. Tan ancha sensibilidad abarca Jung Yumi, desde
luego; pero, además, abarca los problemas de la existencia a través del arte:
un tanto más doloroso, más conforme a la condición de trágico. El arte responde
a todo. Mientras Goya, íntimo, en la sombra de la Quinta del sordo, en las
afueras de Madrid, se repetía: “No tengo
vista, ni pulso, ni oído. Todo me falta y sólo la voluntad me sobra” Yumi oye
hablar a sus pensamientos, esa esencia tan abstracta y sublime. Y escribe: “…De
repente me veo a mi misma, después de todo este tiempo. Luzco como alguien
diferente”
El
simbolismo, me figuro, en Paranoica
rebasa. Se traza con cuidado dentro de una caja de cartón, enseguida escribe:
“Frágil. Manejar con cuidado.” Con la unión de trazos, silencio y palabra, Jung Yumi
humaniza, provoca asombro frente a la belleza; a veces, reafirma. En una sola
imagen vierte el río interior, y las palabras llenan lo que calla la pintura.
El arte, como aquí lo vemos, es una armonía entre el yo humano y su mundo; una simplificación de lo complejo. Formas de
encender las luces que iluminan la sensibilidad.
Paranoica
Autora:
Jung Yumi
Rey
Naranjo Editores
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Déjanos saber qué opinas del articulo.